Autor: José Luis Negrete Ávalos
Srio. de Atención a Personas con Discapacidad
CDE Colima
Cuando se hace referencia al recorrido histórico de las distintas sociedades y los contextos en los que estás, consideraron y abordaron el tema de la discapacidad, es natural considerar que lo hicieron a partir de una construcción cultural particular, de un entendimiento sobre la discapacidad diverso, colmado de prejuicios y estereotipos qué evitaban alcanzar un cambio adecuado en favor de las personas con discapacidad.
Esto lo podemos comprobar, a través los modelos de discapacidad, como: prescindencia, rehabilitador o médico, para encontrarnos en la actualidad con el modelo Social o de Derechos Humanos, y dar cuenta que estos modelos son el reflejo de la constante lucha de las personas con discapacidad, por el reconocimiento de sus derechos y en la búsqueda si no por la erradicación, por lo menos la disminución de la discriminación y la desigualdad dentro de los ámbitos sociales.
Claro está que en este transcurrir de luchas, se han logrado herramientas y fundamentos legales, que tienen como meta principal abrir el camino para establecer la participación de las personas con discapacidad en estos mismos ámbitos, un ejemplo notable de estas herramientas,es la Convención Internacional Sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad (ONU, 2008.) Surge entonces la pregunta ¿Cómo lograr esto en la realidad?
Ante este cuestionamiento, podemos mencionar que es muy importante contar con el reconocimiento y respaldo de las Instituciones de impartición de justicia y de aquellas encargadas de la protección de los Derechos Humanos, para consolidar el respeto, la participación, y aportaciones de las personas con discapacidad en su entrono.
Por esta razón dentro de la sociedad, el factor inconfundible sin duda alguna, en mi opinión, se encuentra en el actuar del propio individuo social, es decir, para lograr que las personas con discapacidad alcancemos esta meta es indispensable, que las personas sin discapacidad, consideren fundamentalmente a la persona en condición de discapacidad, simplemente como un ser humano garante de derechos y obligaciones.
Asimismo, la propia persona con discapacidad ante el complicado reto de las barreras que impone la sociedad, fundados ya sea por desconocimiento, temores, o prejuicios; el vencerlos radica en hacerse valer por sí mismo en una persona indispensable.