Estos son nuevos tiempo políticos para todos y representan retos tanto como para quienes ganaron y quienes perdimos en los pasados comicios presidenciales, para Gobernadores, así como en la renovación de ambas Cámaras al Congreso de la Unión y en las Legislaturas Locales. Para los que perdimos, está en juego en los próximos 3, 5 años nuestra viabilidad y posibilidad transitar cuando en la oposición somos una simple minoría, a la que supuestamente los vencedores no buscarán para pactar ni aún lo intranscendente; por su parte a los vencedores, les toca asumir casi totalmente la responsabilidad de gobernar y que en el ejercicio del Poder no se conviertan en el Partido que renueve, revitalice y aumente las viejas prácticas autoritarias de un PRI que ni los mismos priístas deseamos de regreso por el bien de México.
Pero lo que a un servidor le corresponde en estas líneas es valorar y analizar precisamente ese tema, el que mi Partido, el PRI, aún en las circunstancias ya descritas, siga estando vigente en el escenario político-electoral de México y que en virtud de ello represente una opción de gobierno creíble y necesaria, para ello, lo primero hay que hacer, es reconocer que la empresa no está fácil, y en Veracruz menos. Sin embargo, para el logro de tal objetivo sean planteados diferentes hipótesis, desde aquellas que demandan refundar nuestra organización política, cambiando nombre y colores. Sin embargo, pienso, que si bien es cierto que el Partido precisa un cambio, éste deberá de tener como requisitos indispensables la democratización, pluralidad e inclusión.
Respecto de este tercer requisito que señalo como indispensable, el de la inclusión, es el fundamento para que el Partido conquiste aquellas minorías que están en espera de foros para hacerse oir, para expresar qué país quieren y le den así credibilidad y progreso social a nuestro Partido. Indudablemente unas de estas minorías de mexicanos y mexicanas que están inconformen por su situación que actualmente tienen un contexto nacional adverso y que lo ubica en franca desventaja social, laboral, económica y política, es el de las Personas con Discapacidad. Omitir que el Revolucionario Institucional es el Partido político más incluyente de México al ser el único que propicia la participación política e inclusión de las Personas con Discapacidad, es ser mal agradecido y desconocer los esfuerzos que han hecho en los recientes años priístas por querer reivindicar los derechos fundamentales de los y las mexicanas con discapacidad; sin embargo, lo hecho hasta ahora al interior de nuestro Partido, en términos y logros de inclusión no ha sido suficiente como para por ejemplo que los movimientos sociales de y para Personas con Discapacidad declinen su participación y activismo desde nuestras filas y vocería en el PRI, y también –sigo con los ejemplos-, que las personas con discapacidad que ya militamos en este Partido político, encontremos espacios dignamente democráticos que propicien que en términos de igualdad busquen espacios para ejercer el poder a través de candidaturas de elección popular; por último, un ejemplo más donde los adeudos del nuestro Partido para con las Personas con Discapacidad es frecuente ver, es cuando los gobiernos emanados de nuestras filas, son omisos al gobernar y no contemplan políticas públicas que tengan por objeto modificar favorablemente esa realidad adversa.
Los cimientos estatutarios para lograr un Partido totalmente incluyente y que los gobiernos priístas también lo sean, ahí están. No sólo nuestro Estatutos, sino nuestros documentos básicos en su conjunto –Estatutos, Programa de Acción y Declaración de Principios-, fueron modificados en la pasada Asamblea Nacional –agosto 2017-, para estipular en cada uno de ellos, que el PRI verá siempre que no exista dentro de éste discriminación, también se impulsa la representatividad de este sector en los órganos internos, que las políticas públicas de los gobiernos priístas serán transversales y que se garantizarán los derechos poli´ticos electorales de las Personas con Discapacidad.
Empero, ignorar la manera de pensar que tiene de las Personas con Discapacidad el próximo Presidente de la República y de sus requerimientos para que este conjunto de mexicanos y mexicanas alcancen un verdadero Desarrollo Humano, representa señales de alarmas, toda vez que únicamente logró cifrar en su campaña presidencial a este respecto que, “a los discapacitados pobres se les dará unas pensión”. En esta expresión se revela lo ignorante que es López Obrador en cuanto a los objetivos que persiguen el movimiento de Personas con Discapacidad en los años recientes, desde la perspectiva del Modelo Social, y en este contexto de ideas podremos decir que el movimiento de Personas con Discapacidad tiene como finalidad más que una percepción económica, es conquistar por fin, el empoderamientos y la inclusión laboral, educativa, social, económico, cultural y político de las Personas con Discapacidad; es pues, que el Estado Mexicano en su conjunto, además de reconocer y respetar los derechos fundamentales de esta minoría poblacional, es garantizarle el goce y ejercicio de estos derechos fundamentales. Desafortunadamente las premoniciones que se tenían de López Obrador acerca de su muy particular manera de percibir la discapacidad se confirmó al aprobarse en el Presupuesto de Egresos, en la Cámara Federal de Diputados, evidentemente por instrucciones de él, la reducción del Programa Prospera, de Inclusión Social con una reducción del 50%, y de seguir la tendencia, se presume que 3 años este Programa desaparecerá. (1)
Ante este escenario futuro, con un Presidente de la República obstinado e incapaz de rectificar sus decisiones y casado con un gobierno asistencialista, paternalista, indolente e insensible con las causas de progreso de las Personas con Discapacidad, es pertinente y necesario que el Partido Revolucionario Institucional, al igual que con todas las causas ciudadanas, se declare en los hechos, en la vía jurídica y política, a favor de las motivaciones y fundamentos que dan origen al movimiento de las Personas con Discapacidad, tanto fortaleciendo este movimiento que se da al interior del Partido, como el que nació y se desarrolla en las calles y foros ciudadanos. Referente a esto último, a que los Priístas que tienen la opción de ser la diferencia por el cargo de elección que popular que ostentan, vale la pena resaltar que la senadora por Zacatecas, Claudia Anaya, del Grupo Parlamentario de nuestro Partido, presentó, el pasado 4 de diciembre, la iniciativa para crear el Instituto Nacional de las Personas con Discapacidad, a la cual, Grupos Parlamentarios representados en esta Cámara Alta, se sumaron.
Ante la premisa de que los derechos fundamentales de las minorías no pueden ser jamás omitidos por ningún gobernante, como tampoco ser objetos de una consulta pública alguna, es primordial que en un Estado democrático estas minoríaas que tienen como características el de tener una desventaja social y económica, encuentren voces institucionales que respalden sus afanes de progreso social y económico, y será ahí donde legisladores –como Claudia Anaya-, y gobernantes priísstas acentúen sus estilos, formas y contenidos de hacer gobierno, de hacer política, siempre a favor de este movimiento.
Ya por último y para concluir con esta mi participación, debo decir que como priíssta y como Personas con Discapacidad, confío plenamente que en esta nueva etapa del Partido, donde se yergue sobre él la amenaza de la incertidumbre acerca de su futuro, que saldrá avente y encontrará viabilidad social, legal, política, financiamiento dentro de la ley, y que dentro de esta mecánica para alcanzar estabilidad, el requisitos de la inclusión se fortalecerá, y repito, inclusión, no me refiero a la pluralidad –ya que no son lo mismo-, aunque los dos son requisitos indispensables para configurar al PRI, que estoy muy seguro tiene mucho que aportar al país.
1 https://dedodeguerrero.com/es/prospera-se-reduce-al-50-y-se-estima-desaparezca-en-3- anos/[CONSULTADO: 2 de enero del 2019, Xalapa, Ver. Mex. 17:27 horas]